agosto 26th, 2012 § Comentarios desactivados § permalink
En una de esas páginas dobladas que dejé tras la lectura de A la caza de una mujer, Ellroy comenta al hilo de una de sus exmujeres:
Yo carecía de su hiperbrillantez. A ella le faltaba mi lunática confianza y mi vigor. A mí, su omnívora visión del mundo en todo su bullicioso fluir. Ella carecía de mi brutal voluntad.
agosto 24th, 2012 § Comentarios desactivados § permalink
Cara de Pez estaba deseando salir del sótano de su hermana. Había sido la casa de su madre, pero la hermana se las había apañado para quedarse con todo, la casa y la herencia, con la ayuda de un abogado. Como tenía algo de conciencia le había dejado una habitación abajo, gratis, pero sin derecho a cocina y con una candado en la puerta que llevaba al primer piso. No había mucho más que una colchón, un fogón eléctrico para cocinar, un ventilador y un váter y una ducha. Y estaba plagado de cucarachas. Aunque Cara de Pez entendía que le tratara como un perro al que no se le deja entrar en casa. Con todo lo que había decepcionado a su familia, lo entendía. Pero ningún hombre debería vivir así, ni siquiera un yonqui acabado como él.
Estos días leo El jardinero nocturno de George Pelecanos. Tras esta descripción me acordé de Bubbles en The Wire.
